“Hola, Sr. Gruñón. Cuando la vida te deprime, ¿quieres saber lo que tienes que hacer? Seguir nadando. Sigue nadando. Sigue nadando, nadando, nadando. ¿Qué hacemos? Nadamos, nadamos”
“Porque cuando te miro, puedo sentirlo. Y te miro y estoy en casa”